Retroalimentación de posturas contrapuestas en pareja. Aida Mañero Ocarranza
Dentro del continuo de estilos comunicativos es posible encontrar:
– Estilo pasivo: caracterizado por la evitación de la expresión de las propias opiniones por norma general, infravalorándolas y sobrevalorando las de los demás.
– Estilo asertivo: la persona expresa sus opiniones y sentimientos de forma clara, directa, sencilla, honesta y congruente, estando siempre presente el respeto y la tolerancia hacia las opiniones ajenas aunque no coincidan con la propia, sin hacer uso de la agresividad y el conflicto
– Estilo agresivo: cuya característica más notoria es la expresión de opiniones de forma invasiva y agresiva, llegando incluso a la imposición, sin respetar a menudo la opinión de los demás.
Observando estos tres modos de comunicación, es posible imaginar por ejemplo una pareja en la que uno de los miembros se acerque más al estilo pasivo y otro más al estilo agresivo. Pero, ¿este hecho es casualidad o se produce de forma más o menos intencional?
La respuesta a dicha pregunta es posible encontrarla en la retroalimentación que se produce entre ambas posturas contrapuestas, es decir, si un miembro de la pareja expresa sus opiniones de forma agresiva, llegando a imponer habitualmente sus ideas sin respetar ni tener en cuenta las del otro, todo esto favorecerá una posición pasiva del otro miembro, el cual evitará expresar sus opiniones e ideas por no tener un conflicto o no saber cómo acertar para agradar a su pareja, lo cual a su vez fomentará y favorecerá la idea que tiene el otro de que su pareja es pasiva y nunca participa en las decisiones y actuaciones de la misma, y así sucesivamente.
Y ante tal situación descrita, ¿cómo se sale de ese círculo vicioso de retroalimentación en el que se encuentra inmersa la pareja?
Frecuentemente es complicado salir de ese bucle sin una ayuda externa especializada puesto que, dado que dichas posturas se encuentran normalmente muy arraigadas a cada uno de los miembros les es sumamente complicado adoptar una posición más colaborativa y de cooperación con el otro. Mediante sesiones conjuntas, en las que dos profesionales aporten una visión más objetiva y externa del problema, es posible ir acomodando esas posturas y que ambos miembros de la pareja sean capaces de acercarse poco a poco a una posición intermedia de asertividad que les permita a los dos llegar a acuerdos, entendimientos y aceptación del otro.