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Qué hacer si mi pareja no quiere ir a terapia

Qué hacer si mi pareja no quiere ir a terapia

La terapia de pareja es una modalidad de intervención concebida para ser llevada a cabo con ambos miembros integrantes de la diada en líneas generales. No obstante, es frecuente observar en la práctica clínica diaria situaciones en las que uno de los miembros se encuentra en un estadio contemplativo, en el cual se plantea acudir a uno de estos tipos de tratamiento, mientras que el otro se niega a tal posibilidad.

Ante tal situación, dado el desacuerdo existente entre ambos miembros, a menudo se retrasa el momento de acudir a un profesional con lo que generalmente los problemas existentes se agravan en mayor medida, conduciendo a un mayor estancamiento y desajuste en la relación.

Generalmente, las causas de las negativas a acudir a terapia de pareja se centran en los siguientes motivos:

  • Negación del problema.
  • Pensamiento de que el problema es del otro miembro, y por tanto es él/ella el que tiene que acudir y no uno mismo o en conjunto.
  • Miedo a lo desconocido, a una intervención nunca llevada a cabo anteriormente.
  • Experiencias negativas anteriores.

Entonces, ¿qué hacer si mi pareja no quiere acudir a consulta?

En esta circunstancia dada, las posibilidades de actuación evidentemente son más complejas que si ambos miembros se encuentran de acuerdo en el inicio de una intervención, sin embargo, es posible ir realizando algunos cambios que permitan comenzar con un funcionamiento diferente al hasta ahora llevado a cabo.

  • No presionar al miembro resistente a acudir a terapia, pero mostrarle de un modo constructivo la necesidad de iniciar una intervención, al menos la propia.
  • Plantear el inicio de la terapia como algo positivo y no como algo negativo, una derrota. Si se concibe el asesoramiento profesional como un punto de partida para la reconstrucción y mejora de la pareja y no como algo destructivo, se incrementarán las posibilidades de iniciar una intervención de este carácter.
  • Iniciar una terapia en solitario el miembro que sí desea acudir, en la cual será posible comprender el estado actual de la relación así como las posibles vías diferentes de actuación, las cuales inducirán un cambio en el otro miembro; si uno cambia, tal cambio repercute en el otro y en el funcionamiento de la relación.

Aida Mañero

Psicóloga

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